JOSÉ PEDRO MARTÍNEZ PUEYO | REA nº 13 | Publicado en Octubre de 2014
Entre el final de la Edad del Bronce y la colonización romana (VIII a. C y I-II a. C.) se produce un importante desarrollo cultural en la península como consecuencia, entre otros factores, de los contactos con pueblos mediterráneos como fenicios y griegos. Estos contactos culturales y comerciales permiten el desarrollo del sustrato indígena dando origen a un periodo orientalizante (s. VIII-VI a.C.) que será la base cultural que hará posible la aparición de la cultura ibérica a finales del s. VI ane como han apuntado destacados estudiosos, arqueólogos e historiadores de la provincia de Alicante, como Artur Balder, Solveig Nordström o Vicente Ramos.
Entre el final de la Edad del Bronce y la colonización romana (VIII ane y I-II ane) se produce un importante desarrollo cultural en la península como consecuencia, entre otros factores, de los contactos con pueblos mediterráneos como fenicios y griegos. Estos contactos culturales y comerciales permiten el desarrollo del sustrato indígena dando origen a un periodo orientalizante (s. VIII-VI ane) que será la base cultural que hará posible la aparición de la cultura ibérica a finales del s. VI ane, como han apuntado destacados estudiosos, arqueólogos e historiadores de la provincia de Alicnate, como Artur Balder, Solveig Nordström o Vicente Ramos.
En el área del actual Alicante confluyen en el s. VI ane. influjos culturales desde Tartessos y su área de influencia Mastiena cuya capital Mastia se situaría en la actual Cartagena y desde el área ibérica del Levante, dando origen a un grupo mal conocido denominado Gimnetes. Con la desaparición de Tartessos en torno a finales del s. VI ane, surgen los turdetanos y los oretanos en Andalucía, y los bastetanos en el área de los Mastienos.
Los contestanos aparecen en las fuentes escritas a partir del s. III ane. Pertenecen al mundo ibérico, y son los herederos de un pueblo con peculiaridades derivadas del contacto comercial desde sus costas con fenicios y griegos focenses, y con Tartessos a través de las comunicaciones del interior. La expansión de la cultura tartésica por el sureste se hace patente en yacimientos del Bronce Final como Los Saladares (Orihuela), Peña Negra (Crevillente) y la necrópolis de Les Moreres centros relacionados con la metalurgia, yacimientos que han proporcionado importantes materiales conservados en el MARQ.
Los poblados indígenas mantiene además relaciones comerciales con asentamientos fenicios como La Fonteta situado en las dunas de Guardamar, en la desembocadura del Segura, y que se refleja en los ricos ajuares de tumbas orientalizantes como Les Casetes o Poble Nou, en Villajoyosa (s. VI).
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